¿Te imaginás grabar un disco en Estados Unidos y que 30 años después te enteres que vendiste más de dos millones de copias en Sudáfrica? ¿Y que por mucho tiempo fuiste el emblema de una juventud en pleno combate revolucionario? Peor aún: ¿Que toda esa gente que usó tus canciones como bandera de una lucha contra la discriminación racial te consideraba muerto? Esta es la historia de Sixto Rodríguez, un músico que muy pocos conocen pero que podría haber cambiado la historia del rock para siempre…
Comparado en su momento con artistas como Bob Dylan o Cat Stevens, el gran Rodríguez vivió en el anonimato y en la miseria durante casi toda su corta carrera. Cansado de esperar que el éxito le llegue, y consumido por las drogas y el alcohol, el compositor nacido en Detroit en 1942 e hijo de padres inmigrantes mexicanos prefirió concentrar sus energías en mantener a su familia y continuó con su trabajo como obrero.
Pero mientras Rodríguez cargaba bolsas de cemento y ansiaba con cambiar la realidad de los barrios pobres de Detroit, en la capital de Sudáfrica se gestaba una revolución político-cultural que iba a cambiar el curso de la historia para siempre. Y su música iba a ser el motor para que jóvenes de todos los estratos sudafricanos salieran a la calle a luchar contra el feroz apartheid.
Fue tal el impacto de Sixto en el país africano que años después, casi treinta desde el lanzamiento de sus únicos dos discos, un grupo de ex revolucionarios y amantes del rock decidieron ponerle fin al misterio y salieron a buscar algo o alguien que los relacionara con Rodríguez. Ellos pensaban que estaba muerto. Él mantenía a su familia trabajando interminables horas entre cemento, vigas y ladrillos. Ellos querían conocer a quien les dio esperanza en el momento más difícil de sus vidas. Él había decidido dejar su guitarra y su sombrero para siempre. Ellos soñaban con escucharlo cantar por primera vez. Él la última vez que había tocado en vivo había sido abucheado por un par de borrachos en un moribundo bar de Michigan. Esta es la historia de “Sugar Man”, el músico que sin saberlo cambió la vida de millones sudafricanos.
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