Me acuerdo de esa última noche en Barcelona volviendo de ver a Messi meter tres goles, estábamos algo tristes por tener que dejar ese minúsculo departamento en Consell de Cent y Bailen. Mientras caminábamos las últimas horas por la ciudad y buscábamos un “paki” para comprar una birra, te hablé de lo injusto que es el tiempo y los recuerdos.