Medianera de Cobalto


   ¡Al fin!… no aguantaba más… ¡Cómo me gusta que llueva! Hace ocho días que no había una puta nube. Cuando pega el sol tengo que cerrar las cortinas y espiar por el medio. El marco se calienta y me cago de calor… los vidrios brillan y me encandilan. No puedo abrir bien los ojos. Y el día no se pasa más… como en el colegio cuando estás esperando que suene el timbre. Cuento las horas con la sombra del árbol en la medianera. La mido con los graffitis y poemas callejeros. Cuando llega a la “A” anarquista son las doce. A las tres llega a la “O” de “Seczo”, ¿se puede ser tan burro o es a propósito? Toca “Brian” y son las seis. Lo bueno es que cuando llega a “Brian” el sol ya no es tan insoportable y falta menos para que termine otro día. Es una tortura… eso nos pasa por tratar de medir algo tan grande como el tiempo. Siempre pensé que el humano perdió la libertad cuando inventó el reloj. Es nuestra condena. Por contarlo quedamos atrapados adentro… ¿Para vos los años son igual de largos ahora que cuando eras chico?… 

 Así encapotado… ¡qué lindo está ehhh…! La lluvia te baja la ansiedad. Te relaja. Las copas de los árboles flotan en el aire y las nubes con el atardecer son una obra de arte. La única que analogica que se puede ver ahora. Lástima que justo enfrente tengo al forro del tercer piso. ¡Qué tipo pajero! Todo el día tirado viendo series ¿Cómo puede vivir así? Aparte…¿por dónde ve Lost? ¿tiene los VHS? Y me obliga a verla a mí encima. Porque está ahí. ¿Cómo querés que no mire? Es un monoambiente igual que el mío.  Léete un libro, maestro. Yo empecé el más largo que tenía en la biblioteca, para que me dure toda la cuarentena. La Montaña Mágica de Thomas Mann. Un poco aburrido, pero no tanto como tu vida. Siempre lo mismo los alemanes. También estuve escribiendo. Dos textos reflexivos sobre el coronavirus. Tipo moraleja de lo que tenemos que aprender con todo esto. El primero se trata de que La Tierra tiene vida propia y está tratando de eliminarnos. Por eso los terremotos, tsunamis, todo eso… y ahora el virus. Cuando ve que muchos mueren y que los otros cambiaron y aprendieron la lección, decide perdonarnos y vivimos en armonía por el resto de la historia. El otro era de un tipo que lo secuestran unos animales aprovechando que estamos todos guardados y lo encierran para que sea su vocero y comunicarse con los humanos a través de redes sociales. El jefe es un orangután lomo plateado que habla. Entonces los animales nos explican que les estamos cagando la vida, como si no lo supiésemos, y nos convencemos de ser mejores. A los dos les falta un poco, pero bueno, escuché en la radio reflexiones de la gente y me inspiré. Espero no ser para ellos como los poemas callejeros para mí. Y tengo otra idea, mira: a Trump le agarra coronavirus y muere. Los yanquis culpan a China y empieza la Tercera Guerra Mundial. Rusia y los demás comunistas atacan Estados Unidos y Bill Gates se corta las venas por streaming. Necesito generar material por si me muero en estos días. La de Trump está para película, pensé algo realidad-ficción como Bastardos sin gloria, ¿te imaginas si me encuentran muerto en mi departamento con todos mis textos del sobre la Pandemia? Sale en todos lados:”Escritor muere de sobredosis literal de coronavirus”. Me hago famoso. O al menos influencer. El primer influencer póstumo.   

     Me pasaron un video por Whatsapp de un chabón que pone electrónica desde el balcón y todos prenden y apagan las luces. Miles de edificios. Es en Colegiales, una joda bárbara. Eso deja la cuarentena… nos convertimos todos en Lapegüe… maaamita. Nah, posta que quedaba bueno. Acá no pasa nada, sabés lo que daría por algo de eso. Imaginate que me ponen contento las nubes y escribo textos de mierda para no hablar solo.  Parezco el de la película de Hitchcock, salvo porque al pajero del tercero no le va pasar nada. Si grita es para que le lleven algo… Lo que más se escucha acá son los perros. Cuando pasa el camión de bomberos ladran y aúllan todos juntos como si estuviesen festejando. Son muchos, si no estás durmiendo es emocionante. El otro día cantaron un shingle de colchones Cannon que pasan en la radio. Te lo juro. Se ve que a ellos también se les graba en el cerebro. A las nueve la gente aplaude un poco a los médicos. Algún que otro cacerolazo, pero hasta por eso se putean acá. Pensé que en odiar a los políticos estábamos todos de acuerdo, pero no, hay algunos que les defienden el sueldo. Maldita grieta. Son más básicos que los que se bardean por el fútbol. De hecho el de Racing y el del Rojo se hicieron amigos. Resulta que mandan los pibes al mismo colegio y los dos tienen un tatuaje de la Vela Puerca. ¿Se putearán el próximo clásico? El Himno nunca. Ni bubuselas, ni “Tratar de estar mejor”, ni “Resistiré”. Ninguna de esas por suerte, yo me guardo las puteadas para ellos. Uhh… se está despejando… qué desgracia… Ya se nota la sombra de la rama.  Está en la “r” de “amar”. ¿Siempre estuvo esa frase? ¿Puede ser que no la haya visto antes? “Se acercan tiempos difíciles: ¡Amar es urgente!”. Capaz que es una medianera que predice el futuro. Como esos souvenirs de la costa que adivinan el clima y cambian de color. A mí por lo menos, me recuerda mi condena.

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