La Bardeamos


La Vecindad: capítulo 2

(si todavía no leíste la primera parte podés hacerlo haciendo click acá)

“Pablo, marcos, vengan un minuto cuando puedan que quiero hablar con ustedes” la voz que sonaba desde el portero eléctrico nuestro primer lunes lluvioso en el rancho era la de Miguel, el portero de la noche, la primera persona que conocimos en este edificio y que creíamos habernos ganado con alguna chicana futbolística y sonrisas por doquier. ¿Qué mierda habrá pasado? ¿Qué carajo hicimos? ¿No paso una semana y ya la bardeamos? ¿Y encima como en el colegio estos te llaman a hablar a “dirección”? Bueno, las cosas parece que se empezaron a complicar en la vecindad…

No dudamos en armarnos de valor, algo de amor propio y defensas baratas para zafar y justificar alguna de las cagadas que supuestamente nos habíamos mandado el fin de semana. Como buenos camaleones nos montamos nuestras pantuflas ingenuas de los Minions y Mickey, ojeras de mucho trabajo y sonrisa simpática “compra viejos”. Bajamos el ascensor a la planta baja para enfrentar a Darth Vader con el sable laser escondido debajo del abrigo y le tocamos la puerta de la portería a Miguel.

“¡Miguel! ¿Cómo andas? ¿Pasó algo que nos llamaste?” Le preguntamos con la mejor cara de póker. “Chicos perdonen que los haya molestado pero quería hablar con ustedes porque ya me llegó de dos lados que tuvieron algunos problemas el fin de semana” deslizó mirando para abajo demostrando su incomodidad ante esa situación. “Uf esto ya era peor que el colegio” pensé para mi adentro y empecé poco a poco a sentirme en séptimo grado otra vez…

Lo que había pasado y por lo que nos habían “llamado la atención”, según Miguel quiso explicarnos, era que el fin de semana uno de los encargados de la noche se había sentido ofendido por una contestación vía portero eléctrico que uno de nosotros le había hecho. Bah, la realidad es que no habíamos sido nosotros sino Colo, un amigo cabrón y malhumorado que no tuvo mejor idea que herir las susceptibilidades de quien “prometía” darnos seguridad por el resto de esa noche. Pero bueno, el primer strike lo teníamos justificado, aunque no hubiese sido nuestra culpa.

¿El segundo? Aún mucho menor y con tintes de “pseudo capricho” para marcar territorio por parte del gremio del que forma parte Miguel. Sergio, otro de los encargados y lamentablemente nuestro vecino de piso, se quejó por nuestro desorden en la noche y la suciedad que habíamos dejado la noche del sábado según él “antes de irnos de fiesta”. Claro, por ahí venía la cosa, tener en la puerta de enfrente al portero no iba a darnos mucha ventaja…

“Igual chicos, no se preocupen porque yo los defendí. Ustedes fueron los únicos desde que trabajo acá que el primer día vinieron a hablarme y presentarse. ¡Hasta me jodieron con San Lorenzo!” nos comentó con sonrisa pícara Miguel mientras escupía palabras de elogio hacia Marcos y quien les habla. “Lo que si les pido es que tengan cuidado, porque ellos dos les hicieron la cruz, va a ser difícil que se los ganen de nuevo” nos advirtió antes de darnos su última recomendación: “Yo sé que están en la época del rock and roll, escuchar Rata Blanca fuerte en su casa y fumar algunas cosas… Pero intenten hacer todo eso adentro o irse al fondo del patio así nadie los escucha”.

No quedaron más palabras que un fuerte abrazo y una última aclaración: “Perdón Miguel, pero Rata Blanca no escuchamos”.

1 Comment

  1. Esto es ¡genial! No he leído algo como esto en mucho tiempo . Gratificante hallar a alguien con algunas ideas nuevas sobre este tema. Este blog es algo que se necesita en la red , alguien con un poco de sinceridad. Un trabajo útil para traer algo nuevo a Internet. Gracias de todos lo que te leemos.

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