Elementos discordantes


Por Bárbara Cogliese

Como un dolor ardiente o una incomodidad en la parte superior del pecho que involucra al cuello y la garganta.

Como ese estado de intranquilidad o inquietud muy intensas que forman una bola que no te deja tragar y que sólo cesa con un buen porro o salir a caminar.

Como si el hecho de hacer cargo al otro de tu egoísmo no alcanzara para hacerte ver en ese reflejo que poco conoces pero es como vos. ¿Escuchaste alguna vez la teoría de una relación espejo? Dicen que lo que no te gusta del otro, probablemente sea lo que no te gusta de vos. Y lo bueno, también. 

Porque, como si fuera poco, cargando ese peso en tu mochila antes de ver cuán cargada está la mía, no puedo reconocer el dolor que te genero ni tampoco así puedo refugiarme en mi deseo de ser frontal.

Aunque… ¿Quién te pidió opinión? ¿Por qué tenemos esa mala costumbre de decirle al otro lo que debería hacer? 

No sé, me imagino que es algo que arrastramos hace años, como la existencia del dicho “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” y es ahí donde te ves refugiado en tu verdad.

En vez de abrir el espectro y notar, simplemente, que no hay verdad. Que no va a ser ni la primera ni última vez que estemos en desacuerdo. Porque sí. Es posible. Como también es posible evitar un conflicto si en verdad dejaras de mirar para afuera y pudieras ver para adentro.

Entonces… seamos bellos elementos discordantes. ¿Te animás?

1 Comment

  1. Vicky
    Responder

    Sos magia ❤️

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *