Hace un tiempo largo que el concepto de “apropiación cultural” me viene dando vueltas en la cabeza. Y el otro día en un asado surgió el debate: ¿somos los argentinos en definitiva una constante apropiación cultural? Veníamos de varios vasos de fernet y el debate tornó a un tiroteo de ejemplos sobre cómo a veces incorporamos cosas a nuestra vida que quizás no tienen nada que ver con lo que realmente somos. El fernet, además de haber pegado un poco, tenía algo de eso. Ese gustito ajeno que tanto nos apropiamos. La pregunta inicial apareció después de que discutiéramos un largo rato si el trap representa realmente algo de la idiosincrasia argentina o no…
Pero primero… ¿qué es la apropiación cultural? Hay muchas definiciones que vas a encontrar si te ponés a surfear en Google pero básicamente, y de forma muy resumida, es “la utilización de elementos culturales de un grupo étnico por parte de otro, despojándolos de todo significado real y banalizando su uso”.
Se me vienen a la mente cientos de ejemplos y en muchos, lamentablemente, caería en la bolsa de apropiador cultural aún sin querer serlo -tatuajes japoneses que decoran mis brazos o palabras con acento en inglés que uso son solo algunos. Pero por eso quiero detenerme en el debate que me llevó a escribir esto: ¿es el trap una forma de apropiación cultural?
Lo primero que pienso es en los tatuajes en la cara, las cadenas en el cuello, los diamantes en los dedos y las palabras en inglés. Todo tomado de una generación de raperos negros que nacieron en Estados Unidos y que a fuerza de lucha por reconocer sus derechos crearon una sub-cultura que hoy representa a un colectivo muy grande no solo en EE.UU. sino que en todo el mundo.
Obviamente todo esto no tiene una explicación única y por eso el gran debate, pero sí hay elementos que pueden ayudar a entender realmente de donde nace toda esta cultura que hoy poco a poco nos invade. Los tatuajes en la cara, por ejemplo, tienen miles de años en la cultura tribal del planeta, pero además comenzaron a usarse como forma de castigo en la Edad Medieval para distinguir a los esclavos o a los criminales. De hecho, en latín la palabra “estigma” representa toda marca negativa hecha en el cuerpo. Por ende, no sería raro pensar que el surgimiento de los tatuajes en la cara por parte de la cultura del rap no es más que una forma de llevar las marcas de la historia de sufrimiento y esclavización por parte de los negros -básicamente, los que inventaron el género.
La otra cara de la moneda es el famoso “bling-bling” o esa la ostentación de joyas, oro, relojes, etc. Siempre me pregunté si era necesario tener que hacer tanto alarde de la plata mostrando el reloj Cartier con diamantes o los dientes cubiertos por oro. Pero bueno, obvio, todo tiene una posible explicación…
El origen está en África, de donde vienen gran parte de las generaciones pasadas de la mayoría de los raperos negros de EEUU. De ahí salen muchos de los diamantes, gemas y oro que aparecen en las joyas que usan. Y si bien la ostentación de estas puede ser muy criticada, la cultura negra la defiende explicando que “su historia fue marcada por esto”. Cientos de años atrás no hubiese sido raro ver a un negro en algún país africano luciendo alguna joya -hoy, es casi imposible. O los mismos reyes del continente mostraban su poder con el uso de todo esto. Obviamente todo se fue desvirtuando por culpa de los famosos diamantes de sangre y la gran explotación que hay detrás de estos lujos hoy.
Pero en la cultura del rap se toma esta referencia para recordar su origen. De dónde vienen, la riqueza de sus tierras y de sus antepasados. Lo que perdieron por ser esclavos y lo que recuperan ahora, gracias a su gran éxito. “Venimos de África, de donde provienen todas esas cosas. Nosotros descendemos de reyes. No mires con desprecio a los jóvenes porque quieren tener cosas brillantes. Está en nuestros genes. No todos conocemos nuestra historia, así que esta es nuestra forma de acercarnos a ella”, explicaba en una entrevista el rapero Pimp C conocido por ser uno de los pioneros del rap de los ochenta.
La lista y las explicaciones podrían seguir y seguir, aunque la pregunta seguramente nunca tenga una respuesta adecuada: ¿es el trap argentino una forma de apropiación cultural? No es mi idea que esto cambie tu opinión sobre un tatuaje en la cara del Duki o una cadena de oro con brillantes en el cuello de Ysy. Mucho menos sobre su música… Pero sí que sepamos de dónde viene una cultura que poco a poco se está metiendo en nuestro día a día y poco tiene que ver con el gaucho, el mapuche o el inmigrante italiano que te dio el apellido.
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