Por Loló Fernández Bravo
El domingo 7 de marzo fue el día de la visibilidad lésbica y el lunes 8 de marzo el día internacional de la mujer, que lejos de ser días de celebración son días de lucha, como los tiempos que corren, días de visibilizar nuestros recorridos, los de nuestras ancestras y los de nuestras pares, días de gritar lo que nos tiene hartas y días de llamar a todes a poner manos a la obra para construir por fin un mundo más igualitario.
En este sentido conversamos con Aurora Baêta, representante en esta ocasión del colectivo trans lesbiano, uno del que sabemos poco y aprovechamos la volada para interiorizarnos mucho.
Aure se identifica con el pronombre ella, es brasilera nacida en Río de Janeiro, tiene 36 años y hace cuatro que vive en Buenos Aires. Cuando llegó hacía seis meses que había transicionado. Vino para estos pagos gracias a su hermana, que la invitó a vivir en la ciudad de la furia, aunque más furia existía en su país natal, “me preguntó si me parecía piola tener un cambio de aire porque allá la cosa estaba más pesada. Yo acepté sin conocer la realidad de Argentina en relación a la comunidad LGBTIQ. Si bien la adaptación me costó al principio, me re apasioné”.
Su profesión de base es docente, por eso mientras vivía en Brasil daba clases de filosofía. Pero luego de transicionar decidió vincularse con otras áreas que le interesaban como el arte. Trabajó con performances, intervenciones artísticas y venta de cuadros, “cuando llegué a Buenos Aires anduve por ese circuito, vendiendo arte en la calle, en ferias, ferias feministas y transfeministas”. Hoy trabaja como niñera y espera que la sanción de la ley de cupo laboral trans que está frenada en el Congreso le cambie esta realidad. Las necesidades urgen pero los procesos son lentos.
Cuando llega la liberación
Hace cinco años atrás comenzaba su transición, ese paso de una identidad a otra, “fue un proceso como creo que es para todas las pibas y pibes trans, muy profundo y singular“.
Profundizando en lo que sintió y descubrió en ese camino Aure detalló, “Había algo que me estaba llamando, contactando, despertando. Ese era el principio de la transición, darme cuenta a través de la filosofía y las narrativas trans de lo que era esa vivencia, ese género que me daba mucho interés y me despertaba el deseo de entender e involucrarme más. Eso hizo que al final me diera cuenta de que soy una piba, fue lindo y al mismo tiempo muy intenso por estar transicionando en un país como Brasil”.
En ese momento estaba muy conectada con el mundo académico, lo cual le mostró una serie de recorridos y personas que le allanaron el camino, “tuve la suerte de ser Tutora en una especialización en Diversidad de Género. Me ayudó un montón tener un contacto dentro de un feminismo con perspectiva interseccional, más allá del transfeminismo, también me ayudó a entender más la realidad en la que vivimos y el sistema patriarcal que se inventa, reinventa y nos atraviesa todo el tiempo“.
En este sentido la historia de Aure es similar a la de Linda Ellen, una mujer trans lesbiana que a sus 41 años pudo descubrir su identidad de género y su orientación sexual gracias a escuchar charlas docentes de la secundaria donde trabajaba. Estas dos mujeres tuvieron la suerte de que la información se les interpusiera como una luz en el camino para darle claridad a sus vidas pero ¿qué pasa con aquellas que necesitan hacer ese cambio y no saben para dónde correr? para elles el consejo de Aure es:
“Para las personas que están transicionando y necesitan apoyo y contención, si no tienen familia y amigues para que se lo den, siempre existen grupos que pueden hacerlo, como la Casa Trans, un lugar donde brindan este cariño y cuidado con talleres y charlas, la ATTTA, que puede dar asesoramiento y la Federación Argentina LGBT. Si no tenemos el apoyo de personas cercanas para darnos amor y contención tenemos que buscar a nuestros pares”.
Si de atracción sexo afectiva hablamos, a Aure siempre le gustaron las mujeres y nos lo dijo cortito y al pie, “Yo tuve la suerte de tener muy en claro cuál era la secuencia, torta desde siempre”.
Y explicándonos un poco más de qué se trataba esa situación nos contó, “cuando transicioné simplemente reconocí algo fundamental, los hombres cis en general, son personas muy pero muy desorientadas, tienen un montón de cuestiones a resolver por sus privilegios. Simplemente me dio mucha pero mucha paja imaginar direccionar mis deseos y energías hacia un hombre cis género, así que de una me di cuenta de que soy lesbiana porque es ahí donde está ese lugar precioso de mi realidad deseante”.
La alegría no es solo brasilera
Si bien muches se apoderan del sueño de vivir en Brasil tomando coco gelato y queijo na brasa, la realidad es que en el país vecino no es todo carnaval y cerveza helada, nuestra entrevistada de la fecha nos contó qué, “la experiencia de venir acá fue muy fuerte y profunda porque Brasil es el país que más mata transexuales en el mundo y al mismo tiempo, el que más consume porno trans. Hay una contradicción muy zarpada que nos hace vivir esos tipos de violencias”.
Y no se quedó sin profundizar en los detalles, “se construye una imagen de Brasil como un país liberal, súper sexual, buena onda y amigable pero la realidad es que es un país con valores conservadores y LGBT-fóbicos, dentro de una construcción cultural muy religiosa y con mucho deseo enclosetado”.
Relacionando sus vivencias personales con la triste realidad carioca Aure siguió describiendo parte de su historia, “cuando vivía allá estaba en un momento muy sensible, imaginate que a los 31 años te das cuenta de que sos una piba que vivió un montón de violencias y que tenés que empezar a remapear todos los lugares que vivís, incluso las amistades y saber que en cualquier situación podés vivir violencia de género, te pueden golpear y te pueden matar”.
“Yo pasé por todo, acoso, persecución, chongos, secuencia de amenazas físicas y verbales y no son experiencias lindas cuando es algo que te tenés que fumar todos o casi todos los días”.
Pero como siempre hay una luz, aunque no necesariamente al final del camino, ella encontró apoyo para transitar tanta violencia, “tenemos una comunidad hermana hermosa de lesbianas y maricas que están allá resistiendo y tenemos una comunidad negra muy vibrante, comprometida con la lucha antirracista y discriminatoria de un modo más general”.
Todo es según el color del cristal con que se mira
A veces pasa que miramos lo mismo pero vemos cosas distintas. Como sociedad nos suele suceder que creemos que nos falta evolucionar una banda y nos embalamos tanto en eso que no podemos dimensionar nuestros propios avances, para eso Aure nos trae un punto de vista carioca que nos amplía la mirada, “llego acá y veo movilizaciones feministas de diversos grupos que critican al sexismo, a la realidad patriarcal y al espectro machista que está en la sociedad. Eso está incorporado, no es solo a nivel del discurso, está dentro de la subjetividad argentina y contemporánea”.
Además, nos mostró los efectos del ojo crítico que funciona sobre la sociedad heteropatriarcal, “hay una presión de la existencia de chicas y chiques que luchan para deconstruir un montón de los elementos machistas de la sociedad, hay conciencia y no es solo marketing, las personas saben que están siendo evaluadas por su performance, su comportamiento y si son machistas y conservadores o no”.
Y valora fervientemente el territorio que combate a capa y espada por la igualdad, “es increíble poder frecuentar un país donde las personas tienen más conciencia sobre sus actitudes y acciones. Obvio que vamos a encontrar comportamientos transodiantes, machistas, homofóbicos, lesboodiantes pero al mismo tiempo la crítica está presente y esos componentes preconceptuosos y violentos son visibilizados, problematizados y combatidos”.
“Es importante darse cuenta de que acá hay una vivencia muy nueva que fue conquistada por la lucha de travas como la de Diana Sacayán y de Lohana -Berkins-, lucha de maricas y de la comunidad LGBT, estamos todas luchando para que esa realidad se haga material, para que podamos vivirlo sin continuar muriendo, por más que morimos”.
Visibilizar lo invisibilizado
La variedad de orientaciones sexuales y de identidades de género nunca fue dividida solo entre varones y mujeres que se gustaban entre sí pero antes no se hablaba de eso y hoy se grita para que quede claro en la conciencia de todes, Aurora nos lo explicó desde su experiencia, “hablar del colectivo transbiano es algo que no suele suceder, es una narrativa que no está muy presente. Dentro del colectivo trans hay una mayoría de pibas que su orientación sexual es heterosexual pero también existen pibas lesbianas, pansexuales y bisexuales que no están tan visibles, el espectro del deseo lesbiano está ahí pero para las personas no es claro que existimos”.
En un principio, su lucha como la de muches, fue desde la palabra, “cuando transicioné exponía, incluso para maricas o pibas cis y lesbianas y les decía que soy lesbiana y que no me interesa el masculino, eso más allá de la genitalidad pero es algo que las personas muchas veces no entienden, tienen un discurso o fundamento cultural biologicista tan grande que no se dan cuenta de que hay mujeres trans que su genitalidad no les impide desear a otras pibas. Es una distorsión histórica y un ruidazo que se genera dentro del discurso heterosexual. Son cosas que tenemos que debatir y deconstruir”.
Finalizó con un consejo para su colectivo, “algo fundamental para una persona trans es escucharse, escuchar sus deseos, su corazón, lo que la mueve frente a otras corporeidades. Porque a veces estamos presas dentro de estructuras, narrativas y percepciones de cómo nos tenemos que vincular con otras personas y se nos escapa la multiplicidad, la posibilidad de establecer relaciones con personas de manera muy distintas”.
Un camino recorrido
En cada logro de nuestra vida hay personas que nos dejan una marca, están las que nos dieron un empujón para animarnos a hacer eso que nos generaba dudas, están las que nos acompañan a cada paso, las que nos dan una lección y las que de una forma u otra están presentes, como pueden, como les sale, como les pinta pero están. Aure tuvo un grupo de seres humanos que la llenó de contención, “para llegar a donde estoy hoy tuve la suerte de tener amigues lesbianas, maricas y trans. Personas que estaban en la comunidad y que me abrieron caminos, me presentaron lugares y me enseñaron a vivir una vida más crítica, más feliz, más realizada y no vivir el miedo del afuera y eso es precioso. Al mismo tiempo tuve el privilegio de tener un gran apoyo familiar, no sufrí exclusión por parte de mi padre y mi madre, y mi hermana me dio una contención de la que estaré agradecida de por vida. Siempre hubo de parte de elles un deseo de entender, comprender y respetar a esa mujer que soy”.
Hoy brindamos por más familias de sangre y del corazón como esta, por más luchas de las que conquistan derechos, por salir sin miedo a la calle, por no tener que andar armades más que con nuestras palabras para dejarles claros algunos puntos a unos tantos, por más tolerancia, más comprensión y mais amor por favor.
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