Por Constanza Desimone
Yo nunca te escribo
porque sé que no me vas a responder.
Por tu culpa, tu grandísima culpa,
escribo las paredes
con marcadores gastados.
Escribo los papeles que envuelven los deliverys, que pido y que como
sin que nadie me robe las sobras del plato.
Escribo los lillos de los cigarros que armo
y que dejo en los ceniceros,
después de tres secas,
por toda la casa,
para retomarlos más tarde.
Escribo las cáscaras de banana
con un fósforo apagado.
Al principio, parece que no dicen nada.
Pero después de cinco minutos,
aparecen alegres las palabras en tinta negra.
Escribo en el espejo empañado,
después de esas duchas tan largas y calientes
que siempre te molestaron tanto.
Escribo los broches de plástico
con un clavo caliente.
Con ellos, tiendo las sábanas,
impregnadas por aureolas eternas.
Escribo los libros que ya leí,
cortando letra por letra
las oraciones más lindas e irrepetibles.
Escribo sin pensar,
porque no me vas a responder.
Te llevaste todo menos el caos,
lo único que atesoro,
lo único que aún me mantiene escrita.
Me enamoré del poema! Con un clavo caliente es un título hermoso.
Estoy contenta de participar!