Cómo la violencia psicológica casi acaba conmigo (Y mi carrera)


Por CB

Sufrí violencia psicológica durante los últimos 12 meses. No sabía que era abuso hasta que, gracias a un abogado, me encontré con la Ley Simple de Violencia contra la Mujer en Argentina.

Dando excusas a los demás del estilo “no tengo tiempo, estoy ocupada” dejé de lado proyectos, sueños y la posibilidad de desarrollarme en un nuevo campo para mí.

Con la vaga creencia de “no me golpea físicamente…”, guardé silencio y traté de manejar lo inmanejable por mi cuenta. Porque soy así, siempre quiero poder resolverlo todo. Y en medio de eso, me consumí y me olvidé de mis propias necesidades.

En mi formación sobre Inteligencia Emocional en el lugar de trabajo (webinars que preparo para estudiantes de Programación) hablo mucho sobre lo saludable y liberador que es ser vulnerable, dejarse ver. Sin embargo, debo admitir que este último año no me dejé ver… porque yo tampoco me vi. También admito que contar que estás sometidx a violencia emocional no es algo tan sencillo de hablar, principalmente por los comentarios que este tema genera. Incluso me sentí avergonzada. Supongo que por eso me callé.

-“Ya no veo brillo en tus ojos y noto que estás muy cansada”-, me decían mis amigos.

-“No estás concentrada, estás dispersa y eso no me gusta”-, me decían en mi empleo.

Reclamos, quejas, presiones de aquí y de allá… yo estaba a punto de explotar. Nadie preguntó nunca qué estaba pasándome. Solo exigieron. Así que seguí dando charlas y actuando como si nada pasara. Quizás porque nadie imaginó jamás que yo podría estar sometida a la violencia emocional de un hombre que no hizo más que quitarme mi valía y mi identidad durante el tiempo que estuvimos juntos.

-“Y vos que sos tan inteligente… ¿no te diste cuenta?”
-”Uno siempre tiene la posibilidad de elegir. ¿Por qué te quedaste?”

Pero sucedió. Y sin darme cuenta lo naturalicé porque ni siquiera sabía que existía cosa alguna como la violencia emocional. Eso crece como moho sin que siquiera te des cuenta. Para mí era “normal”.

Porque no hablo de peleas diarias; hablo de frases, expresiones y mandatos vestidos de buenos momentos. Eran palabras vestidas de “No lo dije en serio”, que de a poco fueron distorsionando mi propia imagen personal, mis ganas de hacer cosas nuevas.

Punto y aparte, confieso que me incomoda hablar de cosas muy personales, un poco porque siempre soy yo quien motiva y levanta a los demás y ahora esto implica mostrar un lado súper vulnerable de mí, casi roto; y otro poco porque siempre digo que LinkedIn (donde originalmente se escribió este artículo) no es el lugar “para”.

Sin embargo, quiero aprovechar este espacio para compartir un mensaje que es muy importante para mí, principalmente porque estoy cansada de dar explicaciones de por qué me tomo el tiempo de responder un mensaje, un email o por qué dejé de estar activa en mi carrera o atender mis asuntos, y también porque lo comparto con la (ingenua) esperanza de que no se repita más. Especialmente no en los lugares de trabajo, para nadie.

Estimados jefes, compañeros de equipo, empresas y personas que trabajan en ellas:
Cuando vean a su empledx distraídx, no comprometidx o noten que presenta dificultades para hacer a tiempo su trabajo (demostrando así una baja en el rendimiento) PREGUNTEN.
Pregunten antes de enviar un email o tener un llamado para “retarlos” por su bajo rendimiento.

Algo tan simple como preguntar “¿Cómo has estado? de verdad, ¿cómo estás?”, podría ser el comienzo de una charla que, a su vez, abra la posibilidad de salvarse, de encontrar ayuda y de pedirla, en primer lugar.

Debido a la digitalización a la que estamos acostumbradxs ahora más que nunca, nos encontramos siempre respondiendo rápido y si no lo hacemos, comenzamos con el típico: “Siento haberte contestado tarde”, “Lamento no haber podido entregar esto dentro del tiempo estipulado”.

Más alentador sería recibir un “¿Estás bien? Creo que estás pasando por un mal momento, tal vez estoy equivocadx. Pero si ese es el caso, ¿te gustaría contarme más sobre eso? Tal vez pueda ayudar “en lugar de “Estás dispersx”, sacando así conclusiones apresuradas como si conocieras el contexto de la otra persona.

Por eso siempre hablo de la importancia de la empatía, por eso la uso como mantra, no solo en LinkedIn sino en mi propia vida. Y no, cuando estás siendo sometidx a violencia psicológica y estás tan drenadx de energía, no es tan fácil hablar de ello, ni hacer nada para detenerlo.

Por lo tanto, si no conocés el contexto de la otra persona, preguntá. Simplemente preguntando, podés saber mucho. Y ahí es donde comienza la verdadera conexión y la apertura de nuevas posibilidades. Se trata de empatía, al fin y al cabo, porque todxs compartimos la misma condición: la condición de ser seres humanos, con diferentes contextos, pero con exactamente las mismas necesidades.

La cosa es que no estuve bien, simplemente me guardé esa “molestia”. Me quedé en silencio, como hacen muchxs latinxs cuando el “macho” (a veces el “macho” también tiene forma de mujer) nos somete.

Hace poco, finalmente, huí de ese infierno y despacito voy recuperando mi energía, voluntad y espacio personal. Finalmente desperté, comencé terapia y me ayudaron a salir de ahí. Ahora entiendo mis puntos ciegos y todo aquello en lo que, a partir de ahora, debo trabajar para que esto no me vuelva a suceder.

Pero mis palabras siguen siendo las mismas:

Practiquemos la empatía.

He vuelto a mis actividades y estoy trabajando, no solo en mi recuperación emocional sino también en mis nuevos desafíos, esos que yo misma debo crearme.

¿Algo bueno que contar? La semana que viene comenzaré un taller de escritura creativa, con la esperanza de aprender a contar mi historia y escribir sobre ella para que esto no le pase a nadie más. Odiaría ver a otra persona como yo: calladx, reprimidx, casi muertx.

No es nada fácil salir de ahí, pero lo hice.

Agradezco a mi psicóloga por ayudarme a recuperar mi voz y mi fuerza.

Grandes cosas están por venir. Ahora sí, en paz y libre ❤️

Para reflexionar:

¿Ven necesario que las empresas implementen más y mejores prácticas internas en materia de salud mental?

¿Qué puede hacer un/a Líder por los miembros de su equipo?

¿Cómo podemos practicar la empatía en el lugar de trabajo?

¿Es la empatía algo que se puede enseñar a Líderes de equipo y Gerentxs? De ser así, ¿cómo?

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