“I want your likes”: 60 segundos de show


Por Facundo Mesquida

Hace pocos días WhatsApp lanzó su última, y muy poco esperada actualización. ¿Alguna novedad? Sí. ¿Agregaron el “emoji” del mate? No. Los “genios” que llevan las riendas de la empresa decidieron agregar las “Stories”, un nuevo agregado al “estado”. ¿Estoy abusando de las comillas? Sí, pero no me juzguen antes de tiempo que hay un por qué.

Ya definirnos y auto catalogarnos en un solo “estado” es irreal. Cambiamos de humor diariamente, y en algunos casos, hasta de opinión. Así que “estoy durmiendo”… ¡Hace siete días estas durmiendo! ¡Levantate que se te pasa la vida! ¿Cuánto vas a dormir wacho? O, “en el cine”. ¡Pero hace como un mes que estás así. No podes ver tantas películas seguidas!.

Primer concepto: es “estado” es ridículo, a no ser que sea una piedra y pongas “sólido”, o que seas agua y te etiquetes como “liquido”, o te tires un pedo y pongas “muy gaseoso”.

La reciente anexada “Stories” es sencillamente la reproducción de un video o fotos que el usuario decide compartir con sus contactos. ¿Todos sus contactos? Sí, y que quede bien en claro esto. Todos incluye a tu mamá, papá, hermanos, jefe, plomero, electricista, compañeros de trabajo, contador, abogado, psicólogo, el encargado del edificio, mamás del cole, ex novias/os, etc. Tomate un segundo y pensa si querés ver cómo vacaciona en sunga tu psiquiatra.

La cuestión es que las “Stories” hace pocos días también se lanzaron en Facebook, que a su vez se las copió de Instagram, y éste último se las robo a Snapchat. Claro está, las primeras dos redes son de los mismos dueños, al igual que WhatsApp. Así que, por qué no multiplicar lo que sirve de una en todas. ¿No estaremos comunicando mucho en miles de formas?

La ruptura comunicacional

La primera teoría de comunicación fue elaborada por Roman Jakobson en la década del ´60, y simplificando, habla de un emisor, un mensaje y un receptor. Sencillo, voy a decir algo a alguien. Obviamente ésta es la primera teoría lingüística y tiene centenares de revisiones y críticas. Pero centrémonos solamente en ello, para no dispersar nuestra atención.

Originalmente, tenemos algo que decir o contarle a alguien. Ese “alguien” siempre fue “alguien”. Siempre, en la historia de la comunicación fue “alguien” personificado, específico, catalogado y hasta deseado. Y así es como un profesor eligió una clase como objetivo de su mensaje, la banda de rock le cantó al rebelde, el cajero le habló a un cliente, vos le hablaste a la chica que te gustaba mientras ella te contaba que le gustaba otro, y los medios masivos de comunicación apuntaron a su público predilecto para sacar hasta el último centavo de sus billeteras, o aún peor, sumirlos a la idiotez cultural. Todos sabíamos quién era nuestro “alguien”, todos éramos consientes que estaba ahí y por qué le decíamos lo que le decíamos. ¿Che, “alguien” me explica a quién le canta Arjona?

Segundo concepto: “alguien” murió. Hablemos de “muchos”.

¿Lobo estás? ¿Hay “alguien” ahí? No. No, y quizás, nunca más. Hoy no le hablamos a “alguien”, sino a un público imaginario del cuál no sabemos nada. ¿Por qué no sabemos nada? Porque no podemos medir el alcance de a quién llegamos. Nuestros “posteos” son medidos en “likes”, y ni siquiera sabemos de esos son de desaprobación o aceptación, sinceros o misericordiosos, apáticos o entusiastas, condescendientes o revolucionarios.

Nuestros mensajes pasaron a ser cuantitativos y no cualitativos. No tienen más fin que el alcance por el alcance mismo. No estamos frente a nuestros abuelos demostrando que su nieto tiene dos dedos de frente. No. Estamos dándole de comer a nuestra ego-pseudo-famoso y al mini imaginario “influencer”, que quiere reírse mientras hace guita fácil.

Somos las reinas de nuestro propio show y poco lugar queda para pensar o meditar qué mensaje queremos dar. Todo tiene que ser comunicado y nada disfrutado. ¡Rápido! Subí tu “Storie” para que la gente te vea feliz, no sea cosa que pases un rato en el anonimato. Vivamos para los otros, para nuestros fans ficticios que desde una pantalla nos aplaudirán escrupulosamente, envidiando nuestra arena y palmeras. O, vivamos en el show de otros, aprobando o desaprobando su vida como si fuese un juego. Seamos jueces de otros, y juzguemos a los aburridos y marginados que no se suben al tren del show.

Comillas: Emoji, Genios, Stories, Estado, Estoy durmiendo, En el cine, Sólido, Líquido, Gaseoso, History, Alguien, Posteos, Likes, e Influencer. ¿Podes elegir un estado entre éstos?

¿Y vos, me vas a dejar tu “like” acá?
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=nmfkQte-hX0]

1 Comment

  1. Araceli
    Responder

    “Maravilloso” si lo definieramos en un estado. ¿Quién nos hizo creer esto de que ser “influencer” es lo mejor? ¿Influencer de qué? Si nada cambia; si no se usa la influencia, como lo dice el sustantivo (quizá aquí radique el problema), para comunicar por los que no tienen voz.
    Es magnífico, ideal para reflexionar y compartir… Con el público imaginario que, para ser honestos, ¡desborda las redes!

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